Las red flags en la moda masculina, dan cuenta de su presencia más allá de las relaciones amorosas y como tal, están presentes en todos los niveles de esta industria. Pero más allá de provocar incomodidad con este tipo de “advertencias”, evidenciar su existencia debería funcionar como un ejercicio introspectivo para mejorar nuestra toma de decisiones al estar inmersos en la moda.

Así, en esta ocasión, repasemos aquellas red flags importantes, evidentes y algunas un tanto ocultas, que conviven no solo en la moda masculina, sino en su ámbito general.

1. Lo costoso y lujoso siempre será la mejor compra

Esto no siempre es cierto, hay que recordar, que en esta industria las opiniones suelen ser diversas y todo dependerá de quien las emite, su entorno, experiencia y gustos (principalmente). Teniendo esto en cuenta, no es regla general que al comprar únicamente marcas reconocidas en ropa, joyas y productos, el resultado será único e irrepetible, pues la diferencia radica en quién y cómo lo utiliza.

Por otro lado, sabemos que el precio de las cosas importa en algunos aspectos, pero no siempre es así y esto no debe ser un obstáculo, pues existen otras formas de adquirir lo que uno desea sin importar su etiqueta o logotipo. En este sentido, ofertas, promociones, rebajas y todo tipo de oportunidades, de bajo costo, son bienvenidas, pues es ahí, donde en la mayoría de ocasiones, puedes encontrar una que otra joya.

2. Los cuerpos diversos son inclusión forzada

La inclusión forzada no existe como tal, porque la diferencia no es una excepción y no se puede forzar algo que existe; que es real. Así, en la realidad los cuerpos son distintos, tanto en tamaño como en forma, situación que ahora damos cuenta por su alejada semejanza con lo impuesto: los cánones estéticos hegemónicos.

Pero ahora con las distintas representaciones de nuestros cuerpos reales en todos los medios de comunicación y sus productos, las reacciones no se han hecho esperar, catalogándolo como una situación forzada, pero que repetimos, no lo es. Estamos tan acostumbrados a la imagen blanca, que nos apropiamos de ella y creemos que cualquier otra tonalidad es incómoda.

3. La representación no es importante

No darle importancia a la representación en el ámbito de la moda, es volver a una negativa de la realidad. De esta forma, por siglos solo se le ha dado espacio y exposición a la heterosexualidad, a la blanquitud y a los cuerpos esbeltos, apuntando a la existencia de una “realidad hegemónica” que invisibiliza la diversidad existente.

Así, todo lo que está más allá de los límites de la convencionalización hegemónica como: la homosexualidad y otras orientaciones sexuales, el peso, la discapacidad, la edad y demás características diversas, queda excluido como si no fueran una realidad. Es por eso, que su representación en industrias como la moda es importante, pues de esa manera, se dota de seguridad, confianza y valor a cualquier expresión. Además, de ser gran parte de su mercado, debido al papel que juega dentro de la formación y expresión de su identidad.

4. Si no sigues las tendencias no puedes hablar de moda

Sin duda, esto es un gran mito y advertencia que algo está mal en quien lo mencione. Guiarse únicamente por las tendencias no es sinónimo de conocimiento de moda, por el contrario, habla de una incapacidad para generar un estilo genuino que exprese su identidad y amor por la industria.

Así, es necesario señalar que la moda se compone de una amplia variedad de estilos, que no necesariamente incluyen o deben estar en tendencia, asimismo, debemos recordar que en la actualidad, las tendencias son micro y su duración es efímera, contrario al estilo que puede vivir por siempre. Esto no quiere decir que satanizaremos las novedades o aquellas piezas de gran popularidad, pero es diferente adquirirlas por agregar esencia a nuestro look, que simplemente por creer que eso nos hará expertos.

5. La moda masculina es un sector limitado

Ni de tanto que se ha repetido esta idea ha sido real. En el imaginario, se cree que la moda masculina tiene limitantes en cuando a oferta de ropa, pero a lo largo de los años y especialmente ahora, la moda “para hombres” atraviesa por una reivindicación, no solo de la demanda, sino de la significación de las prendas, gracias a movimientos sociales como el feminismo y la cultura queer.

Esta es una creencia que tenía bases fundamentadas en el hecho de que la ropa masculina tenía poca presencia en el consumo o poca variabilidad. Pero ahora, existe gran oferta de telas, prendas y colores, gracias al interés de aquellos hombres que buscan nuevos horizontes para vestir y exigir eso que los distinga del resto.

6. Se nace con el gusto por la moda y el estilo

La eterna discusión entre si se nace con estilo o no, es una de los temas más mediáticos y que nadie ha podido concretar. Lo que no se puede pasar por alto, son las posturas clasistas que favorecen a una posición acomodada que cree que su poder adquisitivo le otorga el hecho de tener estilo, cuando en realidad esto no tiene nada que ver.

Hay que reconocer que dicha idea ha derivado gracias que la industria de la moda es manejada por grandes marcas que son accesibles para ciertos grupos sociales, creando una imagen de que la moda es solo para quien la puede pagar. Pero esto no es así, pues como ya se ha dicho, la esencia de la moda radica en la identidad, creatividad y diseño, cuestión que cualquiera puede desarrollar y explotar sin necesariamente pertenecer a las altas esferas de poder.

Así, de forma parcial podríamos decir que el gusto por la moda y el estilo, podría ser moldeado a través del tiempo y basados únicamente en la identidad del interesado.

 

Tal vez, ahora que has llegado hasta aquí, te des cuenta que más de una red flag de esta lista, había estado internalizada o normalizada en ti hasta este momento. De ahí la importancia de visibilizarlas, pues a partir de ello, podemos aceptarlas y buscar la forma de transformar eso en algo positivo, que hable bien de ti y de tu amor por la industria.

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