Las piezas en el tablero de ajedrez han cambiado y nuevos e “incógnitos” directores creativos toman las riendas de las marcas más importantes bajo un estereotipo que pareciera repetirse: hombres europeos blancos de bajo perfil con el propósito de darle el protagonismo a sus futuras y nuevas colecciones. ¿Qué sabemos al momento de esto y cómo puede repercutir en el futuro?

Simone Bellotti en Bally, Stefano Gallici en Ann Demeulemeester, Matthieu Blazy para Bottega Veneta, Peter Hawkings en Tom Ford, Sabato de Sarno en Gucci, son los hombres de los que hablaremos en esta ocasión, pues tienen más similitudes que diferencias, no en diseño o visión creativa, sino en imagen para las marcas que presiden.

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Simone Bellotti, un diseñador poco conocido que trabajó en Gucci durante 16 años. Ha trabajando también en Dolce & Gabbana, Bottega Venetta y Gianfranco Ferre.

Para responder a la pregunta inicial, es necesario identificar dos tipos de directores o diseñadores creativos, por un lado, estan quienes tienen una fuerte imagen y presencia en medios o redes sociales, que promueven un estilo de vida acorde a lo que son, pero que también le impregnan un sello similar a la marca que dirigen.

El otro grupo posee un perfil más bajo, con una intención de mezclarse entre la multitud, únicamente trabajando para la marca en específico sin dejar de lado su rol y visión creativa.

Como ejemplos del primer grupo tenemos a: Tom Ford, Alessandro Michele (ambos creativos de Gucci, pero con casi 20 años de diferencia), Jacquemus, Jhon Galliano (en sus mejores momentos), Gianni Versace, Karl Lagerfeld, por mencionar algunos. Para el segundo grupo podríamos encontrar a: Martin Margiela, Raf Simons y de alguna forma, a todos los mencionados anteriormente antes de la fama.

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Stefano Gallici con 37 años anteriormente también ha sido diseñador de moda masculina en Ann Demeulemeester.

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Peter Hawkings se encargaba anteriormente de Tom Ford menswear y trabajó con el propio Tom Ford durante más de 25 años.

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A mediados del año 2020 empezó a trabajar en Bottega Veneta a las órdenes de Daniel Lee , y fue responsable, en parte, del rejuvenecimiento y del incremento de ventas de la marca.

La importancia del creativo

El valor del director creativo no tomó relevancia como la conocemos hasta la segunda mitad del siglo XX, pero sus inicios se trasladan algunas décadas atrás, incluso antes de Christian Dior y Coco Chanel, aunque de igual forma en París.

Se trató de Charles Frederick Worth, considerado el padre del negocio moderno de la moda y de la Alta Costura, pionero en darle firma a sus diseños, como lo hacían artistas de otros campos como la pintura o la literatura.

De origen inglés, Worth llegó a París tras siete años de formación en Londres. En 1858 fundó junto a su socio Boberg su propia casa de moda en la Rue de la Paix, de la que asumió la dirección en solitario en 1871. Su figura es vital para entender lo que sucedería después con todos los idesñadores modernos, pues inauguró la categoría de celebridad al firmar sus creaciones como si de piezas de arte se trataran.

Con el paso de los años, mientras la vida moderna alcanzaba a las esferas más altas de Europa y se consolidó un sistema al que ya no sólo acudía la realeza o aristocracia, sino nuevos ricos también llamados burgueses. Así, la multitud del espectro de la moda aquirió forma hasta llegar a ser una industria de millones de dólares.

Ahora bien, ¿por qué causa atención este nuevo perfil de directores creativos? La respuesta es de alguna forma sencilla, pues ahora, los directivos de las marcas buscan un alcance global que no se limite a un rostro o a una estética tan diferente, pues si bien, cada una le da un toque especial, en general, las prendas tienen un patrón, pues priotizan la funcionlaridad y comodidad global.

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De Sarno era un completo desconocido antes de su nombramiento en Gucci. Ahora se hará cargo de las líneas de hombre y mujer, los artículos de marroquinería, los accesorios y las colecciones de estilo de vida.

El último de estos cambios fue protagonizado a finales de mayor de 2023, cuando Bally como director de Ann Demeulemeester contrataron a diseñadores anónimos como directores creativos. Por ejemplo, Bally cambió al fundador de RHUDE, Rhuigi, por el Simone Bellotti (antes en Gucci), mientras que Ann Demeulemeester destituyó a Ludovic de Saint Sernin por Stefano Gallici, un ex asistente de Haider Ackermann.

Otra cosa que llama la atención es el periodo de tiempo en que se han hecho estos cambios, pues han sucedido en menos de un año y han sucedido en las marcas de lujo comparativamente más grandes en las que diseñadores casi anónimos, sustituyendo a todos lo que antes tenían un luagar como estrellas.

Uno de los primeros que empezó con este cambio fue Bottega Veneta, que nombró a finales del 2021 a un desconocido Matthieu Blazy en lugar de Daniel Lee, él mismo relativamente desconocido quien luego fue elegido por Burberry.

Con todos los cambios que atraviesa el sistema del lujo y especialmente, lo que se considera lujo en la actualidad, nuevos rostros son necesarios desde una visión mercadológica y creativa, pues responde a una fase de renovación. No necesariamente artística, sino de marca, algo que luzca diferente para ser un lienzo en blanco.

Los nombres ya están, y aunque unos sean más conocidos que otros, la realidad es que en los futuros años estaremos viendo quien despunta más y qué cambios positivos o negativos trae consigo, pues puede que estemos presenciando a uno de los grandes y que su lugar no haya sido solo una elección al azar.

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