La ropa en las tiendas está separada por género, ya sea hombre o mujer; los baños, los productos de higiene y belleza hacen lo mismo, mientras que generaciones más jóvenes enfrentan un choque cultural al creer que las líneas sexistas son más difusas que antes.
Si no es hombre, es mujer ¿cierto?, la ropa y todo lo que nos rodea tiene el poder de validar el género con el que nos identificamos ante la sociedad, tanto, que puede categorizar los productos, colores y siluetas para después asociarlos a los mismos. Esto es una prueba de cómo añadir la palabra “hombre” al final de un producto, crea una sensación de validación de consumo correspondiente a nuestro género.
Ejemplos hay miles, desde medias, pijamas, maquillaje, shampoo, lentes y hasta joyería. Llamémosle inclusión o simplemente aplicación de mercado, pero lo que es innegable, es el peso psicológico y desde luego social que tiene en la mente del consumidor masculino la frase “para hombres” (for men).
¿En qué momento y cómo una prenda puede ser asociada con un género?
Por fortuna, hay hombres que no tienen problema con esa distinción y que antes de que el mercado del maquillaje y cuidados de la piel existieran, bajo este etiquetado, muchos ya usaban productos femeninos. Pero bajo esta psicología, una cosa es ponerse algo que nadie ve a primera vista (como un shampoo) y otra, es vestir un suéter lila pastel con un unicornio.
Para empezar, los diseños juegan un papel importante en la identificación de las prendas: la ropa de hombre es más sencilla (por mucho que haya variedad) en una tienda de ropa estándar o fast fashion. La creatividad (en algunas ocasiones) es más limitada que en la femenina, así que, aunque no tenga bien definido el letrero de mujeres y hombres, una forma “fácil” de identificar la ropa es mediante la sencillez de las prendas. Volver a revisar la sección de ropa es usual cuando el diseño de una prenda es llamativo y se encuentra en el apartado masculino, solo para asegurarse que de verdad lo es. Aquí, unos ejemplos que demuestran que se puede salir del diseño estándar.
- Camisa asimétrica, Casa Caballería. Pantalones, Ocelote. Botas de Rodo.
- Pantalón, Camisa y Lentes de Dolce & Gabbana. Bandana de Alejandro Orozco.
Los colores son otro punto importante y con peso a la hora de separar lo masculino de lo femenino. La ropa unisex o genderless existe, pero con acotaciones específicas que aplican más de masculino a femenino que a la inversa. Esto se da gracias a la anatomía de los cuerpos: espalda en los chicos y cadera en las chicas, incluso tallas difieren (en altura y peso) por lo que resulta más fácil para una chica quitar tela de una sudadera o jeans, que añadir o engrandecer la misma prenda para un chico.
- Camisa tejida, pantalón, zapatos y lentes: Dolce & Gabbana. Reloj: Bvlgari.
- Reloj, Fieldforce Chrono de Victorinox. Anillo, Tiffany & Co. Maleta, Salvatore Ferragamo. Lentes, Coach. Camisa, Zara. Pantalón, Prada. Chamarra, Bottega Veneta.
- Camisa, Givenchy para JET Store. Pantalones, Sentient. Tenis, Gucci.
Y precisamente aquí es donde se encuentra otra diferencia: el ajuste de la ropa, la forma en que la prenda abraza el cuerpo. Si no fuera por los skinny jeans en los varones, no habría una prenda ceñida en el clóset. Los pantalones a la cadera en hombres existen y no hay duda de que se ven increíbles, pero no es una constante que se encuentre fácilmente y mucho menos que se acepte a la primera. Lo mismo se repite en el resto de la ropa más ajustada de lo “normal”, que si no fuera por una etiqueta que desmienta la idea que se tiene de ella, no seria considerada como ropa masculina.
La forma en que nombramos las cosas impacta en la ideología social. Por otro lado, nombrarlas de esta manera, ayuda, en cierta forma, a quitar estos estigmas para presentarlos como masculinas. Una practica un tanto engañosa.
La ropa se disfruta y no se sufre con ella, si existe algo que aparentemente no va con lo masculino o femenino, pruébalo sin restricciones ni vergüenza. Todo es unisex si no te importa.
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