Hay pinturas que se pueden sentir, ya sea por su contenido conceptual o por su materialidad. Así, es interesante cuando sientes al arte desde el concepto; cuando vez una obra e inmediatamente mueve algo en ti: alegría, ansiedad, miedo, ilusión, tristeza o lo que sea, pero su contenido te llega ¿te ha pasado? En cambio, cuando sientes una obra por su materialidad, es refrescante; cuando miras una plasta de pintura o un cacho de barro que sobresale de una escultura, por ejemplo; ese tipo de sentir, por lo menos a mí, me mueve a la acción, me provoca crear y es precisamente lo que sentí cuando conocí la obra de Andrés Ciccone.
Andrés Ciccone estudió Diseño Gráfico y posteriormente Bellas Artes en la Academia de Arte y Diseño de su ciudad natal, Venezuela. Sus aspiraciones artísticas provienen del movimiento cinético y del Op-art, conocido mundialmente por sus grandes maestros compatriotas. El trabajo artístico de Andrés, es el resultado creativo de una profunda investigación en las teorías y prácticas del Kinetic/Op-art, con el objetivo de superar los límites del movimiento, el espacio y el color en el arte. Asimismo, el arte punk-rock y el impresionismo son otras influencias visibles en su obra.
Su obra es ambiciosa y contiene una profunda investigación, así como experimentación artística para crear experiencias multidimensionales bastante frescas, donde la percepción del espectador es desafiada a través del movimiento de formas geométricas que se componen por medio del ritmo, el color y el equilibrio.
Algunas de sus mayores referencias son Sigmund Freud, Jim Morrison y Mick Jagger. Además, de artistas como Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz-Díez, quienes han sido grandes influencias en su vida.
Hoy, te traemos esta nota apreciativa para que conozcas a este artista (que actualmente se encuentra radicado en Tuleste Factory Gallery de Nueva York) y lo juzgues por ti mismo, ¿qué te provoca? ¿te hace sentir algo?
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