A Jacob Elordi le podrían tirar un montón de sábanas y lucirá hermoso, pero aquel look que traía en las grabaciones del ya polémico film, “Wuthering Heights”, me ha dejado un poco indignado.
El presente se ha encargado de desentrañar cualquier historia literaria del pasado, en el momento que un director cinematográfico anhela llevar cada letra a la realidad.
Son contados los autores que han logrado transcribir con sensibilidad aquella pasión y delirio que enamora a todo lector, pero el trabajo realizado hasta ahora por la guionista Emerald Fennell, no está consiguiendo que esa fidelidad narrativa coexista.

En cierto modo, las personas se han fastidiado de ver tanta libertad creativa estropeando sus novelas favoritas. De por sí se han quejado de la inconsistencia histórica del pomposo vestido de novia ‘80s que llevaba Margot Robbie; el vestuario de Heathcliff es todavía más ruinoso y fatal.
Esas hediondas patillas y su ¿diente pirata de oro? no hacen justicia al magnetismo sexual y atractivo que evoca el protagonista. La autora, Emily Brontë, lo describe como una persona de ‘color’. Entonces, ¿por qué rayos no están aprovechando tal oportunidad? Si bien, el público es muy renuente con la apariencia física y étnica del intérprete, muchas adaptaciones consiguen su favor, si se respetan otros puntos clave o logran cautivarnos con la química del amor.
Nadie discute la guapura narcisa de Jacob Elordi, pero ese desafiante giro se malogra con el casting seleccionado. Sin embargo, todavía queda ver su interpretación, que podría justificar tal egoísta retroceso y quizás silenciar el turbulento e ¿innecesario? drama.
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