Mientras nuestros queridos gobernantes viven en una bufona discusión sobre la autonomía y soberanía de un territorio marítimo que ha sido amenazada, ya que cierto sujeto proclama que el Golfo de México, se debe llamar el ‘Golfo de América’, Campillo, con una linda camiseta de turista adornada con preciosos estampados de delfines, manifestó una valerosa, ocurrente y clara opinión sobre tal redundante disparate que este charro manejo con sutileza. 

Siendo un orgulloso mexicano de corazón, es prudente y lógico pensar en su futuro. La moda latina se está expandiendo a una hiper-velocidad que te atrapa y difícilmente no puedes ignorar. Asimismo, es fabuloso su deseo de expandirse por el globo, aspirando a un crecimiento más realista, sin dejar de lado su identidad. Esta necesidad provee crear una formalidad de su carácter nacionalista, que se exhibe mediante una visión subversiva, usando el realismo mágico y el surrealismo latinoamericano de Gabriel García Márquez, Isabel Allende y Remedios Varo, como base de su desarrollo artístico y comercial.

Sus prendas muestran una habilidosa y supersticiosa textura que luce sobrenatural y atrevida. Tal narrativa cultural es materializada con una esmerada sensibilidad, que es abraza mediante su hermosa sastrería que se aleja un poco de la imagen estereotipado charro, pero realzada con deleitosas y sensuales proporciones, afilados cortes e insólitas texturas que avivan su talento, rompiendola a lo grande. Su árida masculinidad andrógina es más fugaz y erótica, al ajustar su usual drapeado con fajas y creando una voluminosidad flotante con sus pantalones de cuero y mezclilla. El músico bigotón es más divertido y consciente de la época que vive — su influencia política que trasciende en una ambiente lleno de prejuicios, capturado por su ambicioso entusiasmo. 

Retorcidas camisas asimétricas de rayas, encogidos blazers con ensortijadas solapas triangulares, en especial, su abrigos cruzados con una silueta de reloj de arena, son interpretaciones mágicas que dichosamente enamoran a los más obstinados. Con humildad y esfuerzo, su impecable determinada seguridad brilla consistentemente como aquella irreal chaqueta hecha de 2.500 plumas de gallo, que desafían nuestro subconsciente y hermosean un sueño que no luce racional, sin embargo, es enigmático y transitorio. 

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