¿Realmente el Festival de Cine de Venecia es el cielo? Cada vez que llega un inesperado y voluptuoso caballero a sus aguas, se evaporan con la hermosura masculina que burbujea, plácidamente. En esta edición, los hombres se han convertido en seres majestuosos, apuestos y experimentales.
Queer, una de las películas más ansiadas e instigadoras del momento, trae consigo, un atractivo elenco que vislumbra fenomenalmente por su arrebatadora visión del amor. Mismos actores, se envolvieron íntimamente en un vestuario personificado por Jonathan Anderson para Loewe. El británico ayudó en la creación de los looks portados en el film. Su visión digital post-futurista, enmarco en proporcionar un descodificado clásico guardarropa, a las novatas estrellas de cine, Omar Apollo y Drew Starkey.
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Estas divinas bellezas cinematográficas, lucieron rutilantes y seguras, en lo que también podríamos suscitar en dos polos o estéticas opuestas. La similitud obvia es que usan un impecable traje recto. Las artesanales y refinadas piezas, se diluyeron primeramente en Omar Apollo. Él prefirió andar con una blusa metálica dorada, misma que da ilusión a una desprendida correa de reloj, milimétricamente corrompida por un single-breasted blazer negro, unos pantalones lisos y unos zapatos de piel con una punta inclinada.
El galán, Drew Starkey, se contuvo y optó por algo más jovialmente tradicional. Llevó consigo un traje azul marino hecho a la medida, que hace contraste a lado de unas picudas solapas negras. Una etérea camisa blanca abotonada firmemente con un disimulado cuello y perfeccionando su gallarda simplicidad con unos lentes de sol redondos.
Tal sólida, crujiente maestría avant-garde, es significativamente delicada en una repulsiva, agitadora hombría.
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