Scott Galván: Entre la Fantasía y la Ciudad

Scott Galván: Entre la Fantasía y la Ciudad

Mientras veía un video, mi laptop se apagó de golpe. Sin pensarlo, la conecté para recargarla, y casi en automático hice lo mismo con mi celular. Fue entonces cuando me pregunté: ¿cuándo fue la última vez que salí sin mi teléfono?

Después de enchufar mis dispositivos, me di cuenta de que yo también necesitaba recargar mi propia “batería”. Decidí salir sin mi celular al parque de siempre, un lugar que he visitado incontables veces. Pero esta vez fue distinto. Noté detalles que antes me habían pasado desapercibidos: la arquitectura de los edificios, la diversidad de plantas, la gente que caminaba, muchos de ellos con la cabeza baja, concentrados en sus pantallas.

Al día siguiente, asistí al opening de Estás aquí (You are Here), la más reciente exposición del artista Scott Galván en Proyectos Multipropósito. Sus obras resonaron con la reflexión que había hecho el día anterior.

Scott Galván: Entre la Fantasía y la Ciudad
Fotografía: Bella Quiroga

El espacio de Proyectos Multipropósito, con su vista a la ciudad —frente a Reforma, Diana la Cazadora y la torre del hotel St. Regis—, creaba un equilibrio casi perfecto con su obra, como si la relación entre ambos fuera intencional. Más tarde, hablando con Scott, me confirmó que ese lugar había sido su estudio por un tiempo. No solo había tomado inspiración de la ciudad por memoria; la tenía ahí, enmarcada por la ventana, filtrándose en su proceso creativo. Durante los días de producción, hizo del espacio su estudio y, en sus breaks, se recostaba en un sleeping bag para descansar.

Su técnica, tan característica, congela y revela lo que el ojo desnudo no alcanza a percibir cuándo cambia de un punto de enfoque a otro. A través de sus trazos, captura ese rush constante de la ciudad, ese movimiento que nos envuelve sin darnos cuenta.

Su exposición es un recordatorio de nuestra presencia en el mundo, de poner los pies en la tierra y permitirnos contemplar. Es también una invitación a fascinarnos con lo que nos rodea, a encontrar lo extraordinario en lo cotidiano. 

A  través de su obra, nos invita a descubrir el encanto escondido en la Ciudad de México y su constante movimiento. Tuvimos la oportunidad de hablar con Scott sobre su proceso creativo y la influencia de la ciudad en su trabajo.

Scott Galván: Entre la Fantasía y la Ciudad
Fotografía: Bella Quiroga

Antes de llegar a dónde estás ahora, ¿qué te inspiró a explorar el arte? ¿Cómo influye tu infancia en tu forma de crear?

Desde pequeño siempre dibujé, pero mi obsesión por el arte comenzó cuando mi familia se mudó a Mazatlán en 2011. Ahí tomé clases de cerámica y pintura en “La Casa de la Cultura”, y desde entonces ha sido una práctica constante en mi vida. Sin saber si podría hacer carrera de esto, siempre supe que quería seguir pintando. Me fascinaba investigar historia del arte e investigar a los pintores que me gustaban.

Aprendí a pintar copiando obras neoclásicas de artistas como Jacques-Louis David, por lo que mi formación en pintura es académica, aunque siempre me ha gustado experimentar. 

De niño, mientras mis hermanos jugaban fútbol, yo me distraía buscando chapulines en el pasto. Me gustaban los insectos y los animales; prefería dibujar mundos de fantasía en lugar de retratar la realidad. Recuerdo que después de ver “Monsters Inc.” hice un dibujo donde imaginaba a Sullivan y Mike Wazowski como edificios. También veía mucho “Art Attack”.

Esa inclinación por imaginar y crear se volvió un refugio cuando me mudé a Mazatlán. Adaptarme a nuevos lugares nunca fue fácil; en Mazatlán, la violencia y mi carácter introvertido hicieron que me aislara. Pero en ese aislamiento, el arte siempre fue una constante, mi manera de conectar con el mundo.

Scott Galván: Entre la Fantasía y la Ciudad
Fotografía: Bella Quiroga

¿Cuál es el mensaje central de tu exposición ‘Estás aquí (You are here)’?

Más que un mensaje, mi trabajo surge de la fantasía, pero con premeditación. La idea de la exposición se reveló poco a poco mientras aceptaba mis obsesiones: la inmensidad, el movimiento, la ciudad. Quise traducir mi experiencia de moverme por la ciudad, de ir al trabajo en el metro, estar en el estudio, vivir la juventud y ser artista. Me interesa la relación micro y macro: somos parte de algo más grande.

El título viene de los mapas en las estaciones de Ecobici. Un amigo me dijo que la exposición para el fue como un ejercicio de ubicación: un recordatorio de que existes en un sistema que te sobrepasa, que a veces impone. 

Me gusta la imagen de una flor dentro de un jardín o de una red neuronal, donde la información fluye y todo está interconectado.

Algunas de las obras en tu exposición más reciente parecen ventanas. ¿Por qué elegiste este formato?

Al redondear las esquinas, la pintura deja de ser solo una imagen en un lienzo y se convierte en un objeto escultórico. Siempre me han obsesionado los bordes de la pintura, son igual de importantes que el frente. La referencia a las ventanas del metro surgió porque son parte del diseño urbano: las ves en camiones, en el Sanborns de los Azulejos. Son universales.

Hice dípticos basados en las ventanas del metro. La exposición tiene solo tres gestos instalativos: piezas de formato mediano que, juntas, generan una magnitud mayor. La repetición y el montaje refuerzan el concepto de colectividad, de comunidad.

Scott Galván: Entre la Fantasía y la Ciudad
Fotografía: Bella Quiroga

Tu obra recurre a imágenes como orugas, crisálidas y mariposas. ¿Por qué te interesa la metamorfosis?

Me fascinan los objetos que son dos cosas a la vez. En ferias ves trenes en forma de oruga o lámparas con forma de flor; esas hibridaciones me interesan. Las mariposas crean patrones en sus alas como mecanismos de defensa; esas imágenes tienen una función y una relación con su historia evolutiva. Uso esa misma lógica en mi trabajo: jugar con la incertidumbre, con la familiaridad interrumpida. Eso genera espacios narrativos muy especiales.

La velocidad de la CDMX parece influir en tu obra. ¿Cómo dialogas con ese ritmo?

Vivir la ciudad con prisa fragmenta la experiencia. Nunca ves todo por completo, sino por pedazos, y tu mente completa la historia. De ahí nace la ficción.

Mis lugares favoritos son el Centro Histórico y el Sanborns de los Azulejos, donde me gusta “percolar”: tomar café de refil y observar. También el tianguis de juguetes en Balderas, donde lo cotidiano se mezcla con la fantasía. Me gustan los juguetes por sus valores escultóricos. A veces, pinto cosas que me gustaría que existieran como juguetes.

El metro me fascina. Es un ente gigante, que parece vivo, y opera bajo un sistema que lo sobrepasa. Algunos trenes son más viejos que otros, algunos están al borde del colapso. Me gusta imaginarlo como un organismo zoomorfo.

Tus títulos parecen historias en sí mismos. ¿Cómo los eliges?

Son como poemas. A veces la frase viene primero y la obra es una exageración absurda. Por ejemplo, “Sin la gente no hay Dios” surgió del concierto de Juan Gabriel en Bellas Artes. Imaginé que hablaba de sí mismo y de su público.

Los títulos revelan el tono de mi obra, su exageración. Son parte de la fascinación y la ficción imaginada.

Al transformar lo cotidiano en algo fantástico. ¿Qué quieres que el espectador vea en su entorno?

Me interesa la perspectiva forzada en mis dibujos porque crea una capa de abstracción. La gente a menudo ve algo diferente a lo que pinté, y eso me gusta.

Vivo frente a la estación del Metrobús Buenavista, donde cada año montan una feria. Una vez instalaron una montaña rusa en forma de oruga justo frente a la estación “México/Tenochtitlán”. Me pareció poético: el híbrido tren-oruga en una terminal de transporte. Esos encuentros fortuitos entre la ciudad y la fantasía me interesan.

La fascinación es un acto de resistencia ante la prisa. A veces, detenerte a mirar una flor en la banqueta despierta un mundo de posibilidades en tu mente. Eso ya es fantasía.

Fotografía: Bella Quiroga

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