La abrasadora tropicalidad de Wales Bonner, se debe a los efectos cíclicos de la historia. Su apacible canicular imagen, es un tributo a Althea McNish. Una inmigrante que se mudó de Trinidad a Londres, en la década de 1950. Su legado se encarrila a ser la primera mujer de color que sobresalió por su diseño textil. La saturación e intensidad de sus bocetos, le proveyó éxito en la reformación de interiores. Bonner tuvo el privilegio de indagar en su residencia, inspeccionando la viveza de sus prendas, guiando su mente e instintos, para desarrollar una tórrida estética preppy.

La colección es encapsulada a proveer una electrizante vibra que se apega a un estilo boho caribeño, denotando el uso de vehemente estampados florares que radiaban en tonalidades moradas y amarillas, distribuidas en una camisa, unos minis shorts, un blazer y una fleece jacket. Es clarividente la personificación de una identidad costera al agregar calzones playeros en el se remeten amenas polos rayas y chalecos de crochet gratinado,  aunados a strappy sandals y ballerinas. Es complaciente admirar un mix descontracturado de eficaces y deseables piezas, que se pueden usar tanto el día como en la noche. 

Sin embargo, la legítima estrella del verano fue su colaboración con Adidas. Los modelos Country Low y Samba, fueron reinventados, llamando la atención por sus despampanantes, rasgadas lentejuelas, que reflejan la clarividente luz natural y artificial de las ciudades costeras.

Bonner reinventa con una variante de relajación formal al contener el magnetismo de revelar y revelar fornidas piernas en un verano griseado por torrenciales lluvias; rehabilitando un golpeado Caribe.

 

PUBLICAR COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.