En un fase en el que la moda se ha inclinado a recuperar aquel conservadurismo en una lánguida formalidad, Isabel Marant y Kim Bekker, prefieren insistir que es necesario reanudar e invocar un espíritu menos pretencioso y que sea más espontáneo, en la permanente obsesiva rigidez cuadrada empresarial.
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La estética “preppy grunge” ha tomado un rumbo en el que ha optado por una casual accesibilidad. Superficialmente, el atractivo radica en la folklorica decoración que huye de la sistematización y se refugia en la idea de un autonomía que le permita acentuar, un ondulante misticismo indie rock. Ambos plantean enamorar al hombre con una jovial flexibilidad que sea ecléctica, con un tono retro. Las almas que desean prendas que se alejan de la vestimenta capitalista, pueden abastecerse en una preciosidad alternativa holgadez que juega respetuosamente, con elementos culturales que atribuyan rebeldía y potestad.
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El indio americano estampado Ikat es usado de manera inteligente, con un erotismo desértico que dispara su encanto en melodiosas blusas y camisas con amenas decoraciones teñidas en lineas y patrones geométricos, que sobresalen al combinarse perfectamente con pantalones de mezclilla y cuero, pigmentados con matices Tie Dye, en cálidos knit sweaters y jackets – puliendo una silueta expuesta a texturas más coloridas y raídas como aquella camisa de franela azulada y otra con un tostado paisley.
Este estilo de vida tan disyuntivo; es orgánicamente sexy.
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