Balenciaga se ha reseteado. 

Demna Gvasalia, el sedicioso y revoltoso showman ha tornado su agitada visión hacia una retrospectiva de su carrera. Quitando sus exhaustivas teatralidades, fue un ajuste resignificativo del universo que ha creado en estos últimos 10 años. Metódicamente, es un discurso intelectual y simple, acompañado por un estrecho laberinto de pasillos con cortinas negras, que enmarca la reinvención de sus códigos que nos hacen cuestionar la función y objetividad de la moda. 

Llamando esta fase “Demna 2.0”, entre risas y burlas, era un momento para reflexionar sobre sus pretensiones, bajo una metáfora caótica y agresiva. ¿Tal vez se hartó de la propia monstruosidad que ha forjado? Probablemente. Asqueado de lo ridículo y grotesco, encontró en la sobriedad una respuesta, ósea en lo estándar. 

Sus freaks se arropan en inestables y formales trajes corporativos bajo el efecto de una sastrería frugal, matizada con un outwear rectilíneo y tieso. Nada de fanfarronería y excesos, únicamente streetwear útil y normal aka chaquetas vaqueras, ropa deportiva y atrevida para ocasiones especiales. 

En su misión por crear ropa estupenda para gente cool que lo entienda y se identifique, sus estándares se decodifican con aquellos jeans deslavados rectos, faldas tubo, camisas bien fajadas envueltas en cuadrados abrigos largos single y double-breasted, equilibradamente fluidos, pero imponentes con sus desorbitadas hombreras anchas. 

Era notorio una ampliación marcada de su estética underground, aparentemente sustituida por una elegancia corporativa, pero sin olvidar lo habitual. La colaboración con Puma, ratifica que sus costosas sudaderas y pants futboleros, adornados con medallas olímpicas; tengan el mismo valor que los ridículos vestidos acolchados que nos vinculan al ‘humilde’ elitismo de la haute couture. 

Aquella proximidad y la urgencia de crear algo con mayor aspiración e intención, ese cuestionamiento, pueda avecinar un futuro más agudo en Demna. Recalibrar lo establecido, aburre un poco, si no hay un trasfondo humano, pero aquí el factor shock está dejando de ser un motivo cíclico.

La moderación puede ser también excesiva y predecible.

¿Qué mantendrá relevante a esta casa? Sus botas ecuestres lo dirán …

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