Hay quienes, que cuando se estresan, se refugian en Dios, el ejercicio, las drogas, compras… Pero yo, como no soy tan radical para dármelas de religioso o fitness, ni tengo el dinero para andar gastando en drogas o ropa; me refugio en los pódcasts. Hay uno en específico que se llama Podcast Sobre Manifestación de Kitzia Salgado (por si hay interesados). Y algunas personas dirán: “Otro cuate con sus jaladas de la ley de atracción, asunción, el tercer ojo y shalala…”. Otrxs expresarán: “¡Ayyy, qué padrísimo! Fíjate que yo, el año pasado, manifesté y shalala…”. Pero sinceramente, me vale un poco y otro tanto más, porque hoy no vengo a darles cátedra sobre las leyes del universo y el cosmos, ni tampoco a desaprobarlas. Más bien, vengo a desahogar mi frustración sobre el tema.

Yo me levanto como puedo, por ahí de las 6:30, porque la cachorra que adopté hace poco, Kala, ya rasca la puerta a esa hora para echar pipí en el patio. Maldigo “tantito”, porque aún tengo sueño, mientras tropiezo con la alfombra, esquivo a mi otro perro, Tristán, que sigue bien dormido, cómo deseo ser él. Luego me acuerdo de las palabras del pódcast y me repito: “controla tus pensamientos, no empieces así tu día, controla tu dieta mental, todo es una manifestación”. Porque claro que en esta vida no quiero ser Tristán, ni me arrepiento de las desmañadas que me hace pasar la otra, por mucho que pesen.

EKTAR 100 17

Y vuelvo a empezar el día con un “tecito” verde, porque no he comprado café soluble y el de grano da flojera; un pants, gorra y a la clase de yoga. Al inicio, dije que no soy tan radical para ser religioso, pero de camino al yoga pongo a Kitzia y voy repitiendo afirmaciones con ella, como si se tratara de un rezo matutino. Unas buenas estiradas y respiraciones y de regreso a casa a desayunar. Hasta ahí todo hace mucho sentido, me siento bien, me siento positivo y en control. 

Luego, en el trabajo, un cliente, después de “leer” y firmar una responsiva, me pregunta si el tatuaje es para toda la vida, esto mientras le hago algún Pokémon en el brazo y claro que dan ganas de detenerse solo para acomodarle un buen zape, pero solo respiro: “Tu dieta mental, recuerda que eres lo que dices, eres lo que piensas”.

Más tarde, a la hora de la comida, me encuentro con Kala comiendo, pero comiendo su propia caca en la sala, “Manifiesta limpieza y orden en tu hogar. RESPIRA. Es una cachorra, te amo, me amo, llama trina”.

Luego me voy al supermercado, en primera, porque llevo comiendo huevo tres días seguidos; en segunda, porque se ha vuelto un lugar de paz, sin clientes obstinados, ni cachorros sínicos. Voy por los pasillos y tomo un desodorante para después cambiarlo por otro de una marca más barata, para luego convencerme de que “no lo necesito tanto” (sí, estamos hablando de un maldito desodorante). Y lo mismo pasa con la carne, las galletas, el queso, etcétera. Y terminó en la fila de la caja con un cartón de huevos, atún y leche, vuelvo a respirar; “No hay inflación económica en mi vida, genero dinero, llega dinero, soy abundancia”.

Y así se van mis días entre manifestaciones (algo débiles, quizás), la inflación, mis perros. Pero una fuerte convicción de que, a mi punto de vista, es lo que me mantiene a flote a mis 25 años. Bueno, eso y la voz de Kitzia Salgado.

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