¿Qué es la moda? Es una pregunta constante a la que se enfrenta cada persona que conforma esta industria; desde el principiante que se sumerge por primera vez en ella; aquellos que forman parte activa de la misma y hasta quienes se sienten ajenos a ella (aparentemente). Sin duda alguna, una palabra con un significado tan amplio y en contraste que puede resultar desconocido para propios y extraños.
No es que la moda sea más de lo que aparenta y menos de lo que es. Así, “moda” es usado para referirse a más de un contexto donde todos convergen en la idea de repetición, esto bajo una definición que la estadística le ha adjudicado. Sin embargo, existe una gran desconfiguración de términos lingüísticos del que directa o indirectamente todos hemos sido partícipes, acarreándole una mala reputación histórica basada en la superficialidad, inestabilidad y consumo.
La moda es, en palabras de Valerie Steele (directora y curadora en jefe del Museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York y editora en jefe de Fashion Theory : The Journal of Dress, Body & Coulture) el momento, de lo que la gente quiere usar en un momento dado, que puede o no ser elegante en absoluto.
“La manera predominante de vestir o comportarse en un determinado momento, con la fuerte suposición de que la moda se caracteriza por el cambio.” La moda “es la construcción cultural de la identidad encarnada… La moda abarca toda forma de adorno, desde el estilo urbano como el punk o el hip hop, hasta las alteraciones corporales como los tatuajes y las perforaciones.” Valerie Steele.
Por el lado lingüístico, “moda” viene de la palabra mode en francés, que de acuerdo con el diccionario, es un uso o costumbre que está en boga en un lugar y momento determinado. El término francés, como lo señala Carmen Abad Zardoya en su artículo “El sistema de la moda”: “De sus orígenes a la postmodernidad, queda estrechamente vinculado a la indumentaria, en el Diccionario de Furetière (1690), que se introdujo en otras lenguas europeas tan sólo con ligeras variaciones que, en todo caso, no afectaban a su significado.”
“Como ha precisado Pedro Álvarez de Miranda, el préstamo desde el francés al español, al italiano y al inglés se produjo en fechas muy tempranas y sorprendentemente próximas entre sí, hacia mediados del siglo XVII. En Italia, se cita por vez primera en 1648 y en Gran Bretaña, hacia 1645, el galicismo mode se emplea en ciertos giros como concepto equivalente a fashion”.
Para el semiólogo y filósofo estructuralista francés, Roland Barthes, en “Le système de la mode” (1967) considera dos modas: “Por una parte, la moda se esfuerza en trazar correspondencias entre el vestido descrito y unos usos, unos caracteres, unas estaciones, unas funciones: ‘ Un vestido para la noche, para ir de compras, para la primavera, para las estudiantes, para las jóvenes desenfadadas…’. En este caso, la arbitrariedad de la moda se elude y enmascara bajo ese léxico racionalista, naturalista. La moda miente. Se oculta detrás de coartadas sociales o psicológicas.”
La moda es la parte más amplia de una industria que engloba tendencias, estilo, productos audiovisuales, gráficos y cultura; todas organizaciones sociales dentro de la maquinaria del sistema de esta. Así, gracias a ello, es que por fotografías y la ropa, podemos identificar la década de procedencia. La moda da cuenta de lo que ocurre para entender cómo se concretan en un periodo y en un lugar concreto, pues los estilos de moda enmarcan momentos determinados y en lugares concretos, afectados por condicionantes sociales y culturales.
En “El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas” de Gilles Lipovetsky (1987), queda expuesta la manera en que la vestimenta dio el salto a lo que conocemos como moda, pues no siempre se le tomó relevancia a la apariencia como una extensión de la identidad y de manipulación al gusto de las personas, por medio de ornamentaciones, texturas, colores y teatralidad, incluso excentricidad. La modernidad entonces, es clave en este salto, incitando un aceleramiento de la apariencia con lo más nuevo.
“… La moda se halla del lado de la irracionalidad de los placeres mundanos y de la superficialidad lúdica, a contracorriente del espíritu de crecimiento y desarrollo del dominio sobre la naturaleza. Por otro lado, la moda forma parte estructural del mundo moderno por venir. Su inestabilidad significa que la apariencia ya no está sujeta a la legislación intangible de los antepasados, que procede de la decisión y del puro deseo humano. Antes que signo de la sinrazón vanidosa, la moda testimonia el poder del género humano para cambiar e inventar la propia apariencia”.
Por otro lado, tendencia y moda con frecuencia suelen ser usadas como sinónimos, pero son diferentes y a su vez se complementan. No es una relación matemática, pero juntas trabajan para un mismo resultado, que es dar cuenta del presente.
Así, la tendencia es la inclinación y propensión hacia algo, en el ámbito de la moda, es un conjunto de rasgos y características concretas que definen un concepto, en un lugar y momento concreto, pues no siempre es lo mismo, dependiendo los contextos que dan como resultado distintos tipos de tendencias.
De hecho, los análisis de tendencias engloban temas sociales, culturales, políticos y económicos para entender hacia dónde va la sociedad y cómo se ve reflejado en el desarrollo de productos para plasmarlo en editoriales, comerciales, publicidad, etcétera. Se trata de entender los cambios en el estilo de vida de las personas y cómo estos afectan a las diferentes industrias, no solo del vestido.
Referencias
El sistema de la moda. De sus orígenes a la postmodernidad (articulo)
Roland Barthes, Le système de la mode (1967)
Gilles Lipovetsky, El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas (1987)
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