A través del tiempo, hemos relacionado e identificado a la moda como una forma de expresión, pues ayuda a crear una representación visual y artística de nosotros mismos en el desarrollo personal, permitiéndonos mostrar al mundo quiénes somos y quiénes queremos ser.
Así, en la representación de la moda en diversas series y películas, podemos observar una modificación radical en el estilo de un personaje. De forma común, dicho proceso va ligado a un cambio en su vida personal.
Cuando el personaje se cambia de outfit o tiene un makeover, de pronto las cosas le salen bien, sus problemas se solucionan y sus metas son cumplidas; a este efecto lo llamamos el poder de la moda. Cierto es, que solo por cambiar de ropa no se transformará todo mágicamente. Así, debemos ser conscientes, que una transformación inicia desde nuestro interior para posteriormente reflejarse en el exterior.
A pesar de lo anterior, sabemos que el vestir afecta el cómo nos sentimos y cómo nos presentamos ante nuestro contexto; a veces, solo por usar los zapatos correctos sentimos que nos podemos comer el mundo y eso nos ayuda a tomar el impulso requerido para llevar a cabo acciones y pasos que nos ayudan a transformas distintos aspectos de nuestra vida.
Cortesía: Rolf Ekroth.
De igual forma, la moda nos da la confianza que requerimos para mostrar nuestra personalidad e ir más fuertes y seguros por nuestras metas que nos lleven a cumplir nuestros objetivos.
Es por eso, que a lo largo del tiempo, podemos observar una transformación en nuestro estilo y forma de vestir, lo que continuamente va de la mano de un crecimiento y/o transición personal. Así, los humanos estamos en constante cambio y se nota desde fuera.