La noche de Halloween es la ocasión perfecta para compartir experiencias sobrenaturales o cualquier otro pretexto para sacar a la luz nuestros miedos más profundos. Sin embargo, el mundo de la moda también tiene sus historias de terror que deben ser contadas para no ser olvidadas.

Pero en la industria de la moda las historias no suceden en un plano de ultratumba, sino más bien terrenal y protagonizadas por seres humanos vivos y no por imaginaciones o leyendas. Algunas de ellas incluyen racismo, gordofobia, desastres naturales e inclusive, malos tratos laborales que es preciso enunciarlos, porque para quienes hayan vivido o viven un escenario parecido, es realmente un momento de terror que no debería pasar más.

andy sach eldiablo viste

1. Discriminación

Una palabra tan grande tiene múltiples matices. En cualquiera de los casos, remite a exclusión por no contar con una lista de características necesarias para estar dentro de un circulo dominante o de poder. Ene este sentido, la carencia económica, el color de piel, nivel de estudios y la talla corporal, por mencionar algunas, forman parte de los motivos más comunes de exclusión. Así, la moda tiene fama de clasista, selectiva e incluso, racista, incluyendo el ejercicio de dinámicas como el nepotismo, donde la realidad supera a la ficción y lo hace increíblemente tenebroso.

2. La explotación laboral

Toda una generación (principalmente millenial) tuvo como referente El diablo viste a la moda o The Devil Wear´s Prada para entrar a la industria de la moda, situación que sirvió para formar un imaginario colectivo sobre lo enaltecido que se tenía (o se tiene) el hecho de pertenecer a este mundo laboral, que, si bien no es el único en donde se emplean tácticas de explotación (económica, física o mental), sí es la que mejor promueve, para su propio beneficio, la meritocracia, una cultura de “aguante” o de “trabajar por tus sueños”. Un aura totalmente aspiracional, donde es importante diferenciar entre un abuso y un esfuerzo “gratificado”.

3. Consumo desmedido

La moda es hija del capitalismo y el consumo para consolidar un estatus que de alguna forma validan posiciones sociales o políticas. En un mundo tan consumista como el nuestro, la moda como industria y mecanismo económico es el vehículo perfecto para adquirir elementos que nos proporciona algún tipo de satisfacción. Sin embargo, esto es un ciclo vicioso que tiene efectos negativos en el planeta, empezando por la escasez de agua, recursos naturales y la contaminación textil. Eso, sin contar el trato infrahumano que sufren personas de Asia o Medio Oriente para producir cantidades industriales de fast fashion.

4. Aspiracionismo idealizado

Es preciso aclarar, que tener referentes que nos inspiran a conseguir lo que queremos no es realmente malo, pues como su nombre lo indica: inspiran a conseguir sueños, metas, ideologías o un estilo de vida que abona a nuestro bienestar, pero ¿qué ocurre cuando la idea aspiracional es poco alcanzable (o solo para algunos)? ¿Cuando los estándares de belleza o peso arremeten contra la salud? Como dije antes, la moda tiene un aura aspiracional de éxito, belleza y dinero que en teoría luce bien, pero en ocasiones, es causa de una tortura para quienes no lo tienen, sin saber que muchas veces es eso, una ilusión que busca complacer la mente (placer al placer), donde la creatividad articula conceptos específicos que no necesariamente son reales. De esta forma, es importante saberlo reconocer, de lo contrario, es fácil perderse en “El país de las maravillas”.

5. El lujo es una inversión y siempre es calidad

Si bien, una de las características del lujo es la durabilidad y la calidad de los productos, desde ropa hasta los accesorios, esto no debe ser una regla al momento de adquirirlos o hacer el sobre esfuerzo para conseguirlos. Hay personas que con esfuerzo pueden pagarlo (desde luego, existen aquellos que no se esfuerzan), pero en ocasiones, la necesidad de adquirir algo de lujo con el fin de tener  o mantener un estatus o encajar, lleva a las personas a endeudarse para costearlo.

Así, debes saber que no es necesario gastar miles de pesos para complacer un deseo que probablemente después se verá reflejado negativamente en tus finanzas y que se pueden convertir en deudas realmente aterradoras.

 

Estas cinco historias no son para espantarte, pero sí para hacer conciencia de nuestro entorno y cómo es que puede perjudicarnos si no tenemos el suficiente tacto y conciencia para manejarlas. Ahora que ya las sabes, ¿te identificas con alguna?

 

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